El Megapuerto de Chancay, un ambicioso proyecto en desarrollo en la costa norte del Perú, ha generado tanto interés como inquietud en diversos sectores económicos, especialmente en Chile. Este puerto se perfila como una de las infraestructuras más significativas para el comercio exterior en América Latina, destinado a convertirse en un punto clave en las rutas comerciales entre Asia y la región.
La magnitud del proyecto ha suscitado expectativas no solo en Perú, sino también en países vecinos que ven en Chancay una competencia directa para sus puertos. En Chile, uno de los principales temores es el impacto que el megapuerto podría tener en su comercio exterior. Expertos chilenos han advertido que la nueva infraestructura podría desviar una parte considerable del tráfico marítimo que actualmente transita por sus puertos, lo que afectaría directamente a su economía.
El desarrollo del Megapuerto de Chancay, liderado por la empresa china Cosco Shipping, es percibido por algunos especialistas como una posible amenaza para los puertos chilenos. Su ubicación estratégica al norte de Lima le permite establecer conexiones directas con el mercado asiático, en especial con China, lo que promete reducir los tiempos y costos de transporte de mercancías entre ambos continentes.
Caupolicán Guerra, académico de la Universidad Andrés Bello, ha señalado que la operación del puerto de Chancay podría desviar un flujo significativo del tráfico marítimo que actualmente utilizan los puertos de Chile para acceder a Asia. Según Guerra, esto podría tener un efecto negativo en la economía de los puertos chilenos, especialmente en San Antonio y Valparaíso, que históricamente han sido puntos clave en el comercio del Pacífico Sur.
Los puertos chilenos, como San Antonio y Valparaíso, lideran el comercio exterior en la región, pero enfrentan limitaciones en su capacidad de expansión debido a su proximidad a áreas urbanas. Estas restricciones dificultan su crecimiento para adaptarse a las exigencias del comercio internacional. La llegada del Megapuerto de Chancay, con su moderna infraestructura y capacidad para recibir embarcaciones de gran tamaño, podría ofrecer una alternativa más eficiente y atractiva para las empresas que buscan optimizar sus rutas comerciales.
Luis Knaak, gerente general de Puerto San Antonio, ha expresado que aunque la infraestructura chilena es eficiente, podría sufrir un impacto si las mercancías que antes llegaban a sus puertos son desviadas hacia Chancay. Este cambio no solo afectaría los ingresos directos de los puertos, sino que también perjudicaría a toda la cadena logística que depende del manejo y transporte de esas cargas, aumentando costos y comprometiendo la competitividad chilena.
Ante esta nueva competencia, expertos en Chile han comenzado a proponer medidas para mitigar los posibles efectos económicos del Megapuerto de Chancay. Uno de los mayores desafíos para los puertos chilenos es modernizarse y expandirse para mantener su competitividad a nivel regional. Sin embargo, las restricciones ambientales y políticas han retrasado varios proyectos de expansión en Chile, lo que podría complicar aún más la situación si el puerto peruano empieza a atraer un mayor volumen de tráfico comercial.