En 1996, tuve el privilegio de conocer a Ruth Richardson, exministra de Finanzas de Nueva Zelanda y defensora del mercado para generar bienes públicos. Su famosa frase, «todo el mundo quiere ir al cielo, pero nadie quiere morir», refleja la resistencia a asumir los costos de decisiones impopulares. Al analizar el estado de las carreteras en 2024, se revela que más del 16% de la red vial nacional sigue sin pavimentar. La disminución del gasto público en mantenimiento, incluso ajustando presupuestos a la baja, plantea preocupaciones adicionales.
El caso de las carreteras destaca la necesidad urgente de inversión, especialmente ante el deterioro del mantenimiento existente. Aunque Provías informa altos niveles de ejecución presupuestaria, la realidad es que el financiamiento a través de peajes representa solo el 6.5% del gasto de mantenimiento en el período 2015-2022. Se resalta la importancia de atraer inversión privada para superar la brecha financiera.
En conclusión, la inversión en nuevas carreteras y la participación del sector privado son cruciales para mejorar la infraestructura vial. Mantener adecuadamente las carreteras existentes es fundamental, ya que reconstruir una carretera sin mantenimiento resulta siete veces más costoso que construirla inicialmente. Se destaca la necesidad de comprender que una red vial eficiente requiere un sistema sólido de peajes y una firme promoción de la inversión privada.
