Regular a los reguladores

En la sesión del Consejo de Ministros de ayer se aprobó un documento que recomienda la renuncia del presidente del Consejo Directivo y el gerente general del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), así como una reorganización completa del ente fiscalizador. La decisión fue hecha pública por el propio primer ministro, Vicente Zeballos, y el ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Liu, como para dar una señal del compromiso del gobierno con la investigación sobre la tragedia en Villa El Salvador, que hasta hoy ostenta el oscuro registro de 23 fallecidos, aparte de cuantiosos daños a viviendas y a la infraestructura vial de la zona.
Unas horas antes, quién sabe si alertado de lo que se le venía y luego del aluvión de críticas que recibió el organismo, el presidente de la entidad, Daniel Schmerler, había adelantado su carta de renuncia. Como se sabe, a Osinergmin no solo se le atribuye lenidad en la fiscalización de los vehículos que transportan gas, sino también el obtuso silencio que guardó en los días que siguieron a la deflagración, en los que nadie dio la cara ni mucho menos explicaciones sobre el incidente o sobre un eventual plan de acción para evitar que hechos como el de Villa El Salvador se repitieran en el futuro, dando así una pobrísima imagen de los organismos reguladores en el Perú.
Porque, más allá de las quejas sobre los excesos de “tramitología” para hacer negocios o sacar adelante empresas en el país, las licencias que Osinergmin extendía a las empresas de transporte eran ridícula e irresponsablemente expeditivas, es decir, todo lo contrario a lo que significa regular actividades económicas, máxime si estas involucran sustancias de alta peligrosidad, como son el gas y el combustible.
Convendría entonces comenzar a revisar el papel que cumplen estos entes reguladores en todos los ámbitos de nuestra economía, pero sobre todo en aquellos en los que hay vidas humanas en juego, donde, más que simple regulación, es imprescindible una fiscalización efectiva y rigurosa, con recursos y a cargo de profesionales de primer nivel.