El progreso de una nación no solo se mide por sus recursos naturales o la educación de su población, sino también por la calidad de su infraestructura, clave para potenciar la productividad económica y garantizar servicios públicos eficientes. En Perú, el megapuerto de Chancay, en construcción al norte de Lima, ejemplifica el impacto positivo de grandes proyectos en la economía local. Esta iniciativa no solo estimula la inversión y dinamiza las cadenas logísticas, sino que también proyecta un crecimiento económico sostenido y la creación de empleos a largo plazo.
El Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC 2019) estableció la necesidad de cerrar una brecha de infraestructura a largo plazo para equiparar los estándares de países desarrollados. Este plan, respaldado por el gobierno peruano, identificó 52 proyectos prioritarios en sectores clave como transporte y saneamiento, requiriendo una inversión significativa para su ejecución. Sin embargo, la ambición de Perú no se detiene ahí. El Plan Nacional de Infraestructura Sostenible para la Competitividad del 2022 al 2025 (PNISC 2022-2025) eleva aún más la apuesta, con 72 proyectos prioritarios y una inversión estimada en millones de soles. Estos proyectos, ejecutados bajo diversas modalidades, son fundamentales para impulsar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos peruanos.
La confianza en el futuro económico de Perú se fortalece con las proyecciones de adjudicaciones de proyectos de infraestructura por parte de ProInversión. El anuncio de adjudicaciones por más de 8,000 millones de dólares en 2024 refleja un compromiso continuo con el desarrollo del país. Esta iniciativa, respaldada por el gobierno y el sector privado, marca un hito en la historia reciente de Perú y promete un panorama prometedor para la economía y la sociedad.