La investigación del Instituto Geofísico del Perú (IGP) destaca que entre 2003-2022, más de 3,600 deslizamientos han impactado a Perú, especialmente a lo largo de los Andes. Se subraya la conexión entre estos eventos y el cambio climático, señalando que alteraciones abruptas, como precipitaciones extraordinarias, modifican el equilibrio de laderas y desencadenan deslizamientos. La experta Pilar Vivanco ejemplifica casos, como los de 2014 en Cuenca (Huancavelica) y el año pasado en Atavillos-La Perla, resaltando la necesidad de estudios para prevenir desastres.
En particular, las carreteras se ven amenazadas por deslizamientos, como se evidenció en eventos pasados. El impacto en la infraestructura vial incluye la destrucción de tramos significativos, como los 500 metros de línea de conducción en Atavillos-La Perla en 2023. Además, se registra la afectación a vías de acceso y pérdida de viviendas en Pataz (La Libertad). La infiltración de aguas provenientes de precipitaciones extraordinarias compromete la seguridad de laderas y taludes, poniendo en riesgo la estabilidad de las carreteras.
En resumen, la conexión entre deslizamientos y cambio climático plantea amenazas directas a las carreteras peruanas. La destrucción de tramos, pérdida de acceso y afectación a la infraestructura evidencian la vulnerabilidad de las carreteras frente a eventos climáticos extremos. La investigación destaca la importancia de comprender y prevenir estos impactos para salvaguardar la integridad de las carreteras y la seguridad de la población.
