En el complejo escenario del comercio exterior en Sudamérica, un país destaca por encima de los demás, estableciendo un nuevo estándar en conectividad regional e internacional. Brasil, impulsado por su sólida economía y una ubicación geográfica estratégica, se erige como el líder indiscutible en el ámbito marítimo, redefiniendo la importancia de la infraestructura portuaria en el desarrollo económico. Este logro no solo resalta la capacidad del país para gestionar un enorme volumen de carga a través de sus rutas fluviales, sino también su visión de futuro en términos de políticas de transporte.
El puerto de Santos, ubicado en la ciudad homónima en São Paulo, emerge como el epicentro del comercio marítimo en Sudamérica. Con una extensión de 7.7 millones de metros cuadrados, esta terminal, integrada por Santos y DP World, se posiciona como el principal enlace entre el subcontinente y Asia del Este. Movilizando cerca de 4.4 millones de TEU anualmente, el puerto de Santos no solo maneja productos clave como soya, carnes y vehículos, sino que también se convierte en un pilar fundamental para la economía regional en su conjunto.
La competencia en el ámbito portuario es feroz, con países como Perú y Colombia buscando mejorar sus propias instalaciones. Sin embargo, la supremacía brasileña en este sector es innegable, consolidando su posición como el líder marítimo en Sudamérica y superando a sus competidores regionales.
La inversión en tecnología y logística ha sido clave para asegurar que el flujo comercial no encuentre obstáculos en el territorio brasileño, demostrando así la capacidad del país para adaptarse a las demandas del comercio internacional.