Mucho se ha especulado sobre el impacto que el puerto de Chancay generará en la economía peruana. Sin embargo, es crucial entender que este terminal es solo un eslabón en la cadena logística del país. Para verdaderamente construir un progreso sólido, se requiere de una visión integral que abarque diversos aspectos económicos y logísticos.
En este sentido, el acceso directo a Asia que brinda el puerto de Chancay presenta oportunidades significativas para el mercado peruano. La reducción en los tiempos logísticos abre las puertas a una expansión de la oferta exportable, especialmente en el sector de agroexportación. El Perú cuenta con un potencial considerable para aumentar su producción agrícola y satisfacer la demanda asiática, pero esto requiere no solo incrementar la producción, sino también promover activamente nuestros productos en esos mercados.
Además, es vital diversificar la economía peruana y alejarse de una dependencia excesiva de productos tradicionales. La implementación de Zonas Económicas Especiales podría atraer inversiones y convertir al país en un centro de transformación industrial para toda la región. Esta estrategia aprovecharía la posición geoestratégica del Perú y sus acuerdos comerciales con más del 80% del PBI mundial.
Por otro lado, es fundamental optimizar el transporte marítimo y la conectividad terrestre. La actualización de normativas para el cabotaje y la expansión de la interconexión ferroviaria, especialmente con Brasil, permitiría reducir costos logísticos y mejorar la competitividad de nuestros productos en los mercados asiáticos. Asimismo, la construcción del tren de la costa facilitaría la movilización de mercancías a niveles competitivos.
En conclusión, el puerto de Chancay representa una oportunidad para impulsar una serie de iniciativas que requieren el compromiso nacional para materializarse. La integración de proyectos como la ley de ZEE, la ley de cabotaje y el desarrollo de infraestructura ferroviaria podría desencadenar un círculo virtuoso de crecimiento económico y desarrollo sostenible. Sin embargo, todo esto requiere un ambiente político estable y un marco legal que brinde seguridad jurídica a los inversionistas.
