La reciente noticia sobre el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en el primer trimestre del año en Perú, aunque alentadora, no debe eclipsar los desafíos persistentes que enfrenta el país. Uno de los sectores que merece una atención especial es el de la infraestructura vial. La calidad y eficiencia de las carreteras y autopistas no solo facilitan el transporte de bienes y personas, sino que también juegan un papel crucial en el impulso económico y la conectividad nacional.
El estado de la infraestructura vial peruana continúa siendo un punto de preocupación. A pesar de los esfuerzos por mejorar y expandir la red de carreteras, aún persisten deficiencias significativas en términos de mantenimiento y modernización. Este sector es fundamental para el desarrollo de diversas industrias, desde la agricultura hasta el turismo, y su estado influye directamente en la competitividad del país a nivel regional e internacional.
La inversión en infraestructura vial no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también contribuye a la creación de empleo y al desarrollo social. Carreteras en buen estado no solo agilizan el transporte de productos hacia los mercados, sino que también facilitan el acceso a servicios básicos como la salud y la educación en áreas rurales y remotas. Es imperativo que las autoridades y el sector privado continúen trabajando juntos para mejorar la infraestructura vial y aprovechar su potencial como motor de desarrollo sostenible.