La creciente influencia china en América Latina ha generado una variedad de percepciones, desde una oportunidad para la región hasta una invasión económica. Aunque los flujos de inversión china se están reduciendo, el gigante asiático está intensificando su presencia en sectores innovadores, como la energía verde y la tecnología. Un informe revela que en 2022, China destinó US$ 6,400 millones a inversiones directas, un 17% menos que la media anual previa. Sin embargo, más del 60% de esa inversión se dirigió a industrias de «nuevas infraestructuras», como tecnologías de la información, energías renovables y vehículos eléctricos.

China está recalibrando su estrategia en la región, reduciendo el uso de créditos de sus bancos estatales y centrándose en acuerdos de menor envergadura en sectores alineados con sus objetivos de crecimiento económico. Este cambio refleja una adaptación a las tensiones geopolíticas y la necesidad de actuar con cautela en una región políticamente volátil. Aunque algunos proyectos de infraestructura prometidos anteriormente no se materializaron, China sigue mostrando interés en sectores tradicionales y mantiene sólidos flujos comerciales bilaterales que alcanzan los US$ 500,000 millones.
La recalibración estratégica de China presenta desafíos adicionales para Estados Unidos y la Unión Europea, especialmente en áreas como la tecnología 5G e inteligencia artificial. Esto plantea nuevos retos para los líderes latinoamericanos, ya que la competencia en estas tecnologías se entrelaza con la gobernanza política y económica, aumentando las apuestas en un momento en que se producen cambios en el equilibrio de poder geopolítico a nivel mundial.